La señorita Lopez trepó las rejas y logró meterse en la fábrica de nubes que poluyen tu sistema nervioso. A persar de ello, tomó su caballo blanco llamado Belón y galopó hacia el norte de mi mapa que no concuerda con tus puntos cardinales. Fue inmediatamente a ver al cardenal. El hombre, sin escrúpulos, le dijo que debería ofrecer sus servicios. "Pero si yo sólo vendo telefonía móvil!" -me dijo. Mi respuesta fue solo un silencio.
2 comentarios:
Es una lástima que seamos de diferentes especies, de otra manera, nuestro amor sería posible.
Yo soy un escuilax (caballo con cabeza de conejo y cuerpo de conejo) por sí lo olvidaste.
Un beso Caro, me voy a roer...
ser semejantes poetizas y sin quererlo es una habilidad que no se consigue en cualquier lado.
Deberíamos ejercer esta practica mas seguido.
lov iu
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