Noche 8

Vi la luna de casualidad. Alguien desde adentro gritó “MIREN LA LUNA!” Salimos corriendo a mirar. No recuerdo haberla visto tan linda desde aquella vez en la autopista con papá. Lo primero que hice fue mandar un mensaje avisándole a alguien, compartir con quien sea (no cualquiera) ese momento a distancia. Pero hoy hubo algo, otro no se qué difícil de explicar. Una sensación de que, esta vez, debía mantener el secreto entre pocos, permanecer quieta, en silencio, para luego volver hacia donde estaba la gente, sonreír, y hacer como si nada hubiera pasado allí afuera.