jueves, 17 de enero de 2008

Rincai

Es como que me desbordaba cuando estaba esperando a que salga por esas puertitas automáticas (siempre creí que era buena para la espera, cada día que pasa confirmo lo contrario). Y cuando salió se me escaparon algunas lágrimas. Es que no ver por dos años a tu hermana/mejoramiga es demasiado. Y verla después de dos años, también.
Y retomar los chistes de siempre, tomar vino, charlar, pasear un poco, pasar el tiempo…
El lenguaje se me resiste. No el lenguaje propiamente dicho si no mi deseo de escribir toda esta alegría inmensa que me trae su llegada (vuelta). Será que a veces soy insoportablemente nostálgica y no hay manera de expresarlo.
A la tarde, mientras le contaba entusiasmadísima mis nuevas ocurrencias para el 2008 me dio una bolsita con un libro que sabía que me iba a gustar. No sé por qué pero pensé que no tendría dedicatoria (y eso que ella siempre dedica los libros) pero para mi sorpresa había escrito “esa persona donde uno deja la otra parte del alma…te quiero siempre”.
Un pacto tácito que existió siempre y que al pensarlo sé que puedo quedarme tranquila, siempre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que lindo que lindo!!!
que felicidad saber que estas bien!