domingo, 20 de febrero de 2011

te dediqué una

estrofa adornada
de trinos y colores

miércoles, 16 de febrero de 2011

HIE!

¿Qué alma disputará mi cuerpo?
Escucho la música:
¿seré arrastrado?
Amo tanto la danza
y las locuras físicas
que siento con evidencia
que, si hubiera sido una chica,
habría terminado mal.
Pero, después que me hube sumergido
en la lectura de esta revista ilustrada
juraría no haber visto en mi vida
fotografías tan mágicas:
El océano perezoso acunando las chimeneas,
veo en el puerto, sobre el puente de los vapores,
en medio de mercancías indeterminadas,
a los marineros mezclándose con los choferes;
cuerpos pulidos como máquinas,
mil objetos de China,
las modas y los inventos;
Luego, dispuestos a atravesar la ciudad,
en la suavidad de los automóviles,
los poetas y los boxeadores.
Esta noche, ¿Cuál es mi error
que con tanta tristeza,
todo me parece bello?
El dinero que es real,
la paz, las vastas empresas,
los autobuses y las tumbas;
los campos, el deporte, las amantes,
hasta la vida inimitable de los hoteles.
Quisiera estar en Viena y en Calcuta,
tomar todos los trenes y todos los navíos,
fornicar con todas las mujeres y engullirme todos los platos.
Hombre de mundo, químico, puta, borracho, músico, obrero,

[pintor, acróbata, actor;
anciano, niño, estafador, sinvergüenza, ángel y fiestero;

[millonario, burgués, cactus, jirafa o cuervo;
cobarde, héroe. Negro, mono, Don Juan, cafisho, lord,

[campesino, cazador, industrial,
Fauna y flora:
¡Soy todas las cosas, todos los hombres y todos los animales!
¿Qué hacer?
Probemos el aire libre,
¡quizás ahí pueda abandonar
mi funesta pluralidad!
Y mientras la luna
más allá de los castaños,
ata sus galgos,
y, así como un caleidoscopio,
mis abstracciones
elaboran las variaciones
de los acordes
de mi cuerpo,
que mis dedos pegados
a la delicia de mis llaves
absorben frescas síncopas,
bajo mociones inmortales
vibran mis breteles;
Y, peatón ideal
del Palais- Royal,
me emborracho con candor
hasta de los malos olores.
Lleno de una mezcla
de elefante y de ángel,
mi lector, cargo bajo la luna
tu futuro infortuito,
armado de tanta álgebra
que, sin deseos sensuales,
entreveo, fumadero del beso,
concha, pipa, agua, África y reposo fúnebre,
detrás de las persianas apaciguadas,
la calma de los burdeles.
Bálsamo, ¡oh, mi razón!
Todo París es atroz y yo odio mi casa.
Los cafés ya están oscuros.
No quedan, ¡oh, mis histerias!
más que los claros establos
de los urinarios.
Ya no puedo permanecer afuera.

Aquí está tu cama; sé tonto y duerme.
Pero, último de los inquilinos,
que se rasca tristemente los pies,
y, aunque cayendo a medias,
Si oyera sobre la tierra
retumbar las locomotoras,
¡mis almas sin embargo se volverían atentas!


*Arthur Cravan

"Boxeador, poeta, protodadaísta, punk avant la lettre, maestro de la invenctiva, del insulto, del escándalo, provocador magistral, conferenciante salvaje, crápula irredento, ladrón ocasional, viajero compulsivo, sobrino de Oscar Wilde, desertor, embustero, recolector de naranjas, chofer de autos, marinero, leñador. Treinta y un años le alcanzaron a Arthur Cravan para ser todo eso (y mucho más)"